
La Fiesta de la Salud es seguramente la que tiene un impacto menos
“turístico”, y que evoca un sincero sentimiento
religioso popular. También esta festividad, como la del
Redentor, recuerda otra terrible pestilencia, la del bienio 1630-31,
y el consiguiente voto pronunciado por el Dux para obtener la intercesión
de la Virgen.
Hoy en día miles de ciudadanos desfilan el 21 de noviembre
ante el altar mayor de la imponente Iglesia de la Salud para perpetuar
el secular vínculo de agradecimiento que une la ciudad a
la Virgen María.
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La historia
En 1630, al cabo de más de medio siglo de la terrible pestilencia
de 1575-77, la plaga azota de nuevo Venecia. El dux hace el voto de
erigir una iglesia titulada a la Salud, pidiendo la intercesión
de la Virgen María para poner fin a la pestilencia. |
La basílica
El proyecto se confió al joven arquitecto Baldassarre Longhena.
Su proyecto respondía a las exigencias de grandiosidad que
la Serenísima exigía: una iglesia que tenía que
exaltar a la Virgen y al mismo tiempo a la República. La basílica
se consagró en 1687. |
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La fiesta de la Salud hoy
Aún hoy, el 21 de noviembre, miles de personar recorren el
puente votivo sobre barcas y van en peregrinación a la iglesia
de la Salud para rendir homenaje a la Virgen y para encender un cirio
con el fin de que ésta interceda por su salud.
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La cocina
La castradina, plato muy sabroso a base de carne de carnero, el
plato típico que es costumbre tomar en Venecia el día
de la Salud.
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