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El Redentor es una de las festividades que los venecianos sienten
con mayor fervor, en la cual convive también el aspecto turístico,
gracias al fantasmagórico espectáculo pirotécnico
nocturno que atrae a miles de visitantes. |
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Cae el tercer domingo del mes de julio, día en que tienen lugar
las santas misas, la función solemne presidida por el Patriarca
y la procesión religiosa. |
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Pero el momento crucial es ciertamente la noche del sábado:
en el inimitable escenario de la Cuenca de San Marcos, juegos de
luces y de reflejos trazan un caleidoscopio de colores que se recortan
detrás de los pináculos, las cúpulas y los
campanarios de la ciudad.
El fin de semana se concluye con la Regata en góndolas.
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La peste
En el trienio 1575-1577 la República Serenísima fue
azotada por el flagelo de la peste: favorecida por la altísima
concentración de habitantes, la plaga cundió largamente
y causó muchísimas víctimas: casi 50.000, más
de un tercio de la población.
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El voto
El Senado, el 4 de septiembre de 1576, deliberó que el Dux
tenía que pronunciar el voto de erigir una iglesia dedicada
al Redentor, con el fin de que intercediera para poner fin a la pestilencia.
Cada año la ciudad rendiría honor a la basílica,
el día en que se declarase libre del contagio. |
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El final de la pestilencia
El 13 de julio de 1577 la pestilencia fue declarada definitivamente debelada y se decidió celebrar la liberación de la peste el tercer domingo del mes de julio, con una celebración religiosa y una fiesta popular. |
El Redentor en la actualidad
En la puesta de sol las embarcaciones adornadas afluyen a la cuenca
de San Marcos y al Canal de la Giudecca. En barca se consume una cena
a base de platos de la tradición veneciana, en espera del espectáculo
pirotécnico, que empieza las 23.30 y dura hasta bien pasada
la media noche.
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