
El 13 de julio de 1577 la pestilencia se declaró definitivamente
debelada, y se decidió, pues, celebrar la liberación
de la peste el tercer domingo del mes de julio.
Al aspecto religioso de la celebración se unió enseguida
el aspecto de fiesta popular, momento liberatorio después
de tanta tristeza.
Para
cruzar el Canal de la Giudecca y para consentir el paso de la procesión,
ya desde el primer año se preparó un imponente puente
de barcas, elemento que caracteriza la festividad.
Alrededor del puente y del templo votivo el vocear y alboroto de
la gente alegre y en fiesta, de pie o en barcas ricamente adornadas,
confería a la fiesta también un aspecto profano, donde
a la devoción popular se acompañaban el placer y la
diversión.
Era una noche de velación “noche famosísima”,
que se concluía tan sólo con la llegada del alba.
|