La Fiesta de la Ascensión era uno de los momentos cruciales
de la buena sociedad veneciana, sobre todo por el famoso Rastro que
atraía a visitantes de toda Europa.
Tenía lugar en la Plaza de San Marcos, duraba 15 días
y era la ocasión para exponer mercancías raras, las
últimas novedades de la moda, exhibir obras de artistas y curiosidades
de todo el mundo.
Los miles de personas que acudían a la ciudad lagunar transformaban
el evento en una prolongación de los Carnavales, con fiestas
públicas y privadas, la apertura de los teatros públicos
y la posibilidad de ponerse las máscaras. |
La nueva “fábrica”
Para
disciplinar el mercado se construyeron especiales estructuras de madera
que acogían las tiendas, dispuestas en varias filas.
La definitiva racionalización tuvo lugar en 1777 con el proyecto
de una estructura especial con planta elíptica: fue construida
con madera y sin usar clavos, se desmontaba y montaba fácilmente.
Acogía a 114 tiendas y estaba adornada con estatuas, con decoración
jaspeada e iluminada con 200 farolas de cristal.
Duró sólo 20 años puesto que, con la caída
de la República que tuvo lugar en 1797, tuvo la misma suerte:
la destrucción. |
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