
La Fiesta de la Sensa ahonda sus raíces en la historia de
Venecia, y con más precisión en el episodio que ve
al dux Ziani en la función de mediador entre el Papa Alejandro
III y el emperador Federico Barbarossa.
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La leyenda dice que el Papa, en señal y como recompensa de
la acción diplomática llevada a cabo por la República
Serenísima, y culminada en la paz de Venecia de 1177, gracias
al encuentro entre el Papa y el Emperador que tuvo lugar en Venecia
precisamente el día de la Ascensión, otrorgó
a la ciudad numerosos privilegios: el uso de la espada, del cirio,
de la bula, de los estandartes, de la silla curial, de las trompetas
de plata, la concesión de una indulgencia a San Marcos para
la fiesta de la Ascensión.
Entre ellos, también la facultad de “casarse con el mar”,
como signo de dominio e investidura oficial del predominio que de
hecho la República ejercía ya sobre los mares. |
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